Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e
injustas, pero en realidad entiendes que si no superas estas cosas nunca
hubieras realizado tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón.
Todo pasa por una razón en la vida. Nada sucede por casualidad o por la
suerte; enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o
de puras tonterías, todo ocurre para probar los límites de tu alma.
Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién
pavimentada, suave y lisa. Una carretera directa, sin rumbo a ningún
lugar, plana, cómoda y segura.
La gente que conoces afecta tu vida. Las caídas y los triunfos que tú
experimentas crean la persona que eres. Aún se puede aprender de las
malas experiencias. Es más, quizás sean las más significativas en
nuestras vidas.
Haz que cada día cuente y aprecia cada momento, además de aprender de
todo lo que puedas aprender, porque quizás más adelante no tengas la
oportunidad de aprender.