El universo es energía, nosotros somos energía, por tanto se podría afirmar que nosotros somos el universo.
¿Recuerdas esas
ocasiones en que tu alegría era tan contagiosa que con solo verte otras
personas también sonreían y hasta el clima parecía más hermoso? ¿O esa
persona que cuyo solo recuerdo permite que tus días se vuelvan
nostálgicos y llenos de amargura? ¿O esa fuerza desconocida que en
situaciones extremas se apodera de ti y te lleva a hacer cosas que en
circunstancias “normales” ni imaginabas? Insisto, eres un ser
maravilloso, suprema manifestación de la energía que compone nuestro
universo, con una particularidad que en nuestro plano existencial solo
los seres humanos sabemos que poseemos, la capacidad de manipular y
controlar nuestra energía, nuestro inmenso poder.
Pero hay mas, la
energía nunca es destruida, cambia de un estado a otro, pero jamás puede
ser destruida, y puede ser controlada, concentrándola o dispersándola,
aprendiendo de ella de acuerdo a la ocasión en que se manifieste. Y el controlador interno de nuestra energía son nuestras emociones, he aquí la clave, aprendamos a utilizar nuestras emociones, y aprenderemos a hacernos dueños de nuestros destinos.