La melancolía no debe ser necesariamente una cosa mala. A mi me acompaña en mi camino, es una
sensación montada en mi espalda mirando hacia atrás, a los
recuerdos. A veces me arranca lágrimas, no siempre son de dolor. La
melancolía es una extraña dulzura del ayer.
La melancolía me ayuda a valorar el hoy,
puesto que me ha costado mucho llegar aquí y me hace valorar y entender
todo lo que gané y todo lo que perdí, todo lo que me dieron mis raíces
y todo lo que me robaron. Es una sensación tan inmensa que
sencillamente es indescriptible pero al final me conduce ciertamente a la gratitud.
LA MELANCOLÍA ES LA FELICIDAD DE ESTAR TRISTE (VICTOR HUGO)