viernes, 6 de noviembre de 2015

LA GRAN VIRTUD DE LA PACIENCIA.

La paciencia es la virtud por la que soportamos con ánimo sereno los males y los avatares de la vida. Es un rasgo de personalidad madura, esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan.
 La persona paciente tiende a desarrollar una sensibilidad que le va a permitir identificar los problemas, contrariedades, alegrías, triunfos y fracasos del día a día y, por medio de ella, afrontar la vida de una manera optimista, tranquila y siempre en busca de armonía.
 Paciencia con aquellos acontecimientos que llegan y que nos son contrarios: la enfermedad, la pobreza, el excesivo calor o frío… los diversos infortunios que se presentan en un día corriente: el excesivo trafico que nos hace llegar tarde a una cita importante, una visita que se presenta en el momento más inoportuno......también con quienes nos relacionamos más a menudo, hay que contar con los defectos de las personas que tratamos muchas veces están luchando con empeño por superarlos, quizá con su mal genio, con faltas de educación, suspicacias… que, sobre todo cuando se repiten con frecuencia, la reflexión nos ayudarán a ser pacientes, sin dejar de corregir cuando sea el momento más indicado y oportuno. Esperar un tiempo, sonreír, dar una buena respuesta ante una impertinencia puede hacer que nuestras palabras lleguen al corazón de esas personas.
 Es necesario tener paciencia con todo el mundo, pero, en primer lugar, con uno mismo.