Existen tres clases de energía: la física, la mental y la espiritual. La
energía física es la más básica de las tres mencionadas, por lo tanto, puede, en condiciones orgánicas normales, AUMENTARSE o DESARROLLARSE a partir de las otras dos.
¿Quien
de nosotros no conoce a seres humanos de buena salud, y hasta con un
físico privilegiado, que no han llevado a cabo nada excepcional en la
vida?
Sin embargo, personas de muy escasas fuerzas físicas naturales, como la madre Teresa de Calcuta, o el científico Stephen Hawkins, o Mahatma Gandhi, dejaron su gran huella en la historia a través de un TRABAJO que sólo
se explica si es sostenido por una energía MENTAL y ESPIRITUAL, que
dota al organismo físico de las condiciones necesarias para llevar a
cabo el objetivo propuesto.
Por eso ha dicho Orison Swett Marden: ‘La
gran diferencia entre los hombres, entre los débiles y los poderosos,
entre el grande y el insignificante, es la Energía, la Invencible
Decisión, un propósito, una vez fijado, de Triunfar o Morir. Esa
cualidad hará todo lo que en este mundo se lleve a cabo, y ni los
talentos, ni las circunstancias, ni las oportunidades harán de una
criatura de dos piernas un hombre, si carece de Energía’.
Para acabar decir que la energía se crea a partir de algo que se quiere y para alcanzar esa energía se ha de desarrollar al máximo la energía física, mental y espiritual.