Hay veces que deseas ser ingenuo. Deseas tener fé en algo, tener algo a
lo que agarrarte cuando en la realidad ya no queden cuerdas. Pero, a la
vez que por tu mente se pasea el "¿ por qué no creeré en...?", una
ráfaga de coherencia barre esos pensamientos, dejando a su paso el
sentimiento de orgullo por solo creer en lo que vives.
La vida es como una partida de póker, puro azar, pura suerte. Sí, suerte, pero, ¿ qué es la suerte? ¿Casualidad,
coincidencia? ¿ Tomar una u otra decisión en una u otra dirección en el
momento correcto? Tantas formas de preguntarse qué es lo que nos rodea,
lo que todos nombramos sin pensar, lo que todos soñamos tener, que he
llegado a la conclusión de que la suerte es algo abstracto e
indefinible, pero no inexistente.