Cuando estás en lo más alto, siempre hay alguien que te tira piedras
para que caigas. Te tambaleas, pero no te dejas caer. Mantienes el
equilibrio, subir hasta allí cuesta su tiempo y el tiempo es algo
insuficiente, no lo malgastes en caer. En vez de dejar que las piedras
te tiren, atrápalas. Lánzalas hacia arriba y ve detrás a por ellas.
Tus
bolsillos están a rebosar, pesan, cada vez es más difícil seguir
avanzando. Pero míralo por otro lado, también es más fácil, porque ese
peso es única y exclusivamente el de la experiencia de avanzar pese a
los obstáculos, y eso quiere decir que eres fuerte.