En
el silencio de tu alma se esconden los más bellos secretos de tu
corazón. El silencio no es la ausencia de sonidos, es un estado
tranquilo en el que puedes oír lo que se mueve en tu interior con mayor
claridad. En silencio se descubren maravillosas conversaciones que la
palabra sería incapaz de pronunciar. En el trabajo callado y tranquilo,
los dones de las personas se hacen visibles. En el silencio de la
naturaleza Dios susurra a través de los pájaros y demás criaturas.
Entre ruidos y prisas el silencio puede ser el mejor arma del que
dispones para acercarte a Dios y a ti mismo.La palabra, cuando es clara y
sincera, nos acerca a los demás, nos ayuda a darnos a conocer, nos
muestra lo que los demás piensan y viven. El silencio es el mayor grado
de comunicación que podemos conseguir con un ser humano. La soledad no
es silencio, el silencio no es soledad. La vida se comparte dándola,
el silencio se comparte estando al lado del que sufre, del que ama, del
que vibra al son de un sencillo acorde musical.
Para acabar voy a dejar un escrito de Jacinto Benavente que habla del silencio del alma :
" Nada fortifica tanto las almas como el silencio, que es como una oración intima en que ofrecemos a Dios nuestras tristezas".