Un
día un indio acudió a un Sabio para que le ayudase a curar su
enfermedad del alma, explicándole sus síntomas que le acuciaban como un
malestar interno, y una conciencia intranquila mediando una alegoría. Se
ayudo de la metáfora de dos perros en su interior para darse a entender
frente al Chamán, éstos andaban batallando queriendo hacerse escuchar
ambos, día a día, nunca alcanzaban la concordia debido que eran muy
diferentes a la hora de decidir llevar a cabo tal acción u otra. Uno era
gentil y generoso, honrado y lleno de belleza, el otro violento y
combativo, intolerante frente contrariedades. Le pidió consejo, alguna
solución que él con sus limitaciones pudiese realizar.
Simple
solución le dio: Alimenta a aquel que creas que lo merezca, con valores
y esperanza, dale cada día aquello que le fortifique, no alimentes el
odio con tus pensamientos, la violencia con tus acciones y no aplaudas
al deshonesto. El otro seguirá allí pero no tendrá fuerzas para batallar
y arrastrarte al desespero.