Aunque prácticamente sinónimos, yo establecería un cierto matiz entre la nostalgia y la melancolía.
La nostalgia
es, ciertamente, la pena o tristeza por el recuerdo de algún bien
perdido. Y se entiende por bien perdido cualquier objeto o
circunstancia, sea material o emocional: ausencia de la patria o del
hogar, lejanía de los seres queridos, pérdida de un amor, desgarro
afectivo, etc. O sea, hay un motivo desencadenante, una añoranza de algo
o alguien, por lo que podríamos decir que tiene un carácter objetivo.
La melancolía,
para mí, tiene un carácter más subjetivo, más del ánimo, más imprecisa.
La melancolía es una especie de tristeza suave, incluso a veces
agradable, que anida en lo más hondo del sentimiento y nos obliga a
recrearnos, aunque cause algún dolor, en algún recuerdo o vivencia que
ha hecho especial mella en nosotros. Es como una nostalgia, sí, pero que
se traduce en una determinada actitud de tristeza casi complaciente; es
un estado de ánimo especial, a veces sin ningún desencadenante
concreto.