lunes, 4 de noviembre de 2013

LA LA LA POR NAUGHTY BOY FT SAM SMITH Y SU LEYENDA.

La La La por Naughty Boy ft Sam Smith se basa en un viejo cuento de Bolivia que se remonta a principios de 1940. Esto es lo que dice la leyenda. En Bolivia, durante la década de 1800, hubo una vez un joven que tenía un padrastro abusivo. Ellos vivían en la ciudad de Carana, en una pequeña posada. El muchacho era sordo y continuamente golpeado por su padrastro, cada fin de semana, casi ritual. Finalmente se escapó de casa. Su padrastro le dio por muerto, sin siquiera molestarse en ir tras él. Solo en la calle una noche, se encontró con un perro callejero. Le acompañaba en sus muchas largas noches solo. Emocionalmente torturado, no sabía a dónde iba. Descubrió, un mes después que se escapó, que tenía un talento especial. Podía oír la emoción negativa en el mundo. Es decir, si algo va mal en un lugar determinado, podía encontrarlo y esperaba detenerlo.
Había un anciano sentado en la fuente del pueblo, atormentado por niños que lanzaban piedras sobre el de una cantera cercana, hasta que su tez estuvo completamente blanca con el polvo y arena. Era ya costumbre en ese pueblo. Los otros ancianos se burlaban de él junto con los niños. No sólo eran felices, cantaban, bailaban y tocaban instrumentos a su alrededor mientras lo molestaban. El niño al llegar gritó. A pesar de que sólo tenía 8 años, las leyendas dicen que su grito sonó como un terremoto cruzado con un huracán. Él estaba gritando desde su alma, desde su esencia misma. Todos los demás aldeanos huyeron aparte del anciano. Luego éste se acercó al niño y le dio las gracias. (De acuerdo con un historiador de mitología boliviana, algunas versiones cuentan que el anciano fue golpeado hasta que se desangró. El niño se le acercó y de alguna manera logró revivir su corazón). En ambas versiones de la historia, el viejo acompañó al niño en sus viajes.
El niño y el viejo se encontraron con otro hombre, golpeado por el carruaje de algunos aristócratas ricos, señores y nobles de la ciudad. Él había sido arrollado a propósito. El hombre con el rostro desfigurado era una celebridad local. Dicen también que su rostro había sido alcanzado por un rayo y un gran deformidad había estallado en su frente, como la trompa de un elefante. Una vez más, el muchacho gritó hasta que sólo el hombre con rostro de elefante quedaba. Pero este hombre elefante era inusual. El afirmó ser un profeta de una secta religiosa de muy lejos. La secta rendía culto a una deidad horrible. Una cabra con rasgos humanos. Una extraño de otro mundo que se conoce por muchos nombres. Le había dado la espalda a la secta y como resultado, el monstruo del mal lo maldijo.
El hombre deforme les dijo que fueran a un lugar, y se ofreció a llevarlos personalmente. El hombre elefante, el niño, el anciano y el perro todos partieron hacia esa guarida. La guarida estaba en el medio de un desierto, cerca de un pueblo abandonado Contaban los rumores que el pueblo estaba lleno de gente que se habían vuelto simplemente locos y se asesinaron los unos a otros en la oscuridad de la noche. Un día fueron personas felices, civilizadas y educadas. Al siguiente estaban decapitando a sus vecinos, teniendo relaciones sexuales entre sí en el centro de la ciudad y comiéndose a sus propios hijos. Se dijo que la deidad estaba sentada en una cueva y que solo susurraba el mal en el mundo. Pura maldad.
De esta deidad se decía que era la fuente de todas las emociones negativas en el mundo, cada pensamiento impuro, todo deseo de asesinato o daño... Estos susurros se oían cerca de la entrada de la cueva. El viejo y el hombre elefante no querían aventurarse más allá. No podían entender el idioma que el diablo estaba hablando, pero sonaba arcaico. Un lenguaje perdido en las edades del tiempo. Aún así, hizo que los pelos de sus cuellos se erizaran, como si les dijera de actos horribles. Como si secretos sobre la naturaleza del hombre se les estuvieran revelando de una manera que ni el propio mito relatara, para explicarlo correctamente. Incluso el perro no quería entrar. El anciano empezó a vomitar, pero era demasiado tarde, salpicó toda la arena fuera de la caverna. Una risa llegó desde el interior.
Los dos hombres se despidieron del chico pero antes, se abrazaron y lo sostenían con fuerza. El chico entró. Se presume que el niño está todavía en el interior de la caverna, por los fuertes gritos que se escuchan cada vez que alguien se aventura lo suficientemente cerca de la cueva. Sin embargo, a partir del 18 de abril, los gritos cesaron. Esto fue cuando se estrenó el video. Las imágenes aluden a todas las facetas del mito, incluyendo un fragmento particularmente interesante al minuto 2:34.








Cállate, no hables (hush)
cuando escupes tu veneno,
mantén (la boca) cerrada, lo odio,
cuando siseas (como una serpiente) y predicas
sobre tu nuevo mesías,
porque tus teorías se inflaman (prenden, se incendian).

No puedo encontrar
tu parte buena (silver lining:parte buena de algo malo)
no tengo intención de juzgar,
pero cuando lees tu discurso,
es agotador, ¡ya basta!

Me cubro los oídos como un niño,
cuando tus palabras no significan nada,
yo digo: la, la, la (para no oírte por el ruido).
Subo el volumen cuando hablas,
ya que mi corazón no puede pararlo,
encuentro una forma de bloquearlo,
digo: la, la, la...

Encuentro una forma de bloquearlo,
digo: la, la, la...

Si a nuestro amor se le está agotando el tiempo,
no contaré las horas, prefiero ser un cobarde
cuando nuestras palabras colisionen.
Voy a ahogarte (a tu voz) antes de que pierda la cabeza.

No puedo encontrar tu parte buena,
no tengo intención de juzgar,
pero cuando lees tu discurso,
es agotador, ¡ya basta!

Me cubro los oídos como un niño,
cuando tus palabras no significan nada,
yo digo: la, la, la.
Subo el volumen cuando hablas,
ya que mi corazón no puede pararlo,
encuentro una forma de bloquearlo,
digo: la, la, la...

Encuentro una forma de bloquearlo,
digo: la, la, la...
Encuentro una forma de bloquearlo.
Encuentro una forma de bloquearlo,
digo: la, la, la...

Me cubro los oídos como un niño,
cuando tus palabras no significan nada,
yo digo: la, la, la.
Subo el volumen cuando hablas,
ya que mi corazón no puede pararlo,
encuentro una forma de bloquearlo,
digo...
Me cubro los oídos como un niño,
cuando tus palabras no significan nada,
yo digo: la, la, la.
Subo el volumen cuando hablas,
ya que mi corazón no puede pararlo,
encuentro una forma de bloquearlo,
digo...


NAUGHTY BOY








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