martes, 4 de septiembre de 2018

MADUREZ EMOCIONAL.

La madurez es una palabra con prestigio. Una palabra que atrae. A todos nos gusta sentir que somos maduros, y si le decimos a alguien que es "un inmaduro" lo tomará normalmente como una ofensa. Definir la madurez no es nada de fácil. No hay una definición que cumpla con todos los criterios, ni menos todavía alguna persona real que se ajuste plenamente a un "perfil de madurez".
 La espontaneidad, que es actuar sin miedo y ser auténtico, y además tener cierta alegría de vivir, así como apreciar el arte y las manifestaciones bellas de la vida, es un rasgo. La capacidad de concentrarse en los problemas y resolverlos, así como trabajar con eficacia y persistencia, es también otro de los atributos. También se cuenta la autonomía: las personas maduras mantienen buenas relaciones con los demás, pero también necesitan a veces estar solas. Y sus relaciones con los demás no son de tipo posesivo. La independencia de juicio, es decir no dejarse llevar por los demás ni por las modas, ni tampoco funcionar solamente esperando los halagos o las críticas, es otra característica de la gente madura. La flexibilidad frente a personas, ambientes y situaciones, también es parte de la madurez. La persona madura no es rígida.
También decir que la persona madura tiene profundidad en sus relaciones personales: más que tener un gran número de amigos, las personas maduras tienen pocos amigos, pero su relación con ellos es profunda. Junto a esto, su trato en general hacia los demás es positivo, en general sin conflictos. El llamado "carácter democrático" es otro atributo de la madurez; en la práctica, esto se traduce en sentir respeto hacia cualquier ser humano, y esto lleva a la persona madura a ser tolerante, tanto en lo religioso como en lo político y étnico.
Con todo esto creo que he definido, como tendría que ser una persona para poderla llamar madura.

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