Marioneta que pende de hilos,
de hilos finos y domesticados
por un halo de romanticismo
que evade dramas ya pasados.
Marioneta de espiritual batalla
en un combativo e incierto escenario,
marioneta que su destino ensaya
ante una victoria soñada cual bendito presagio.
Marioneta que a pecho descubierto
clama su merecido triunfo al mismísimo cielo,
pese a ecos de proyectiles de genuino desconcierto.
¿Quién osó nunca a decir miedo?
Marioneta que aun ante un devenir incierto
es capaz de discernir victorioso desenlace,
y que deja constancia de semejante caso abierto,
ante el tribunal divino para que extraiga balance.