miércoles, 4 de julio de 2018

UN ALMA GEMELA PARA TI.

Estamos destinados a buscarnos y encontrarnos siempre. Toparse con el alma gemela es como mirarse al espejo y verse reflejado uno mismo en un gemelo, un otro yo, otra parte de mí,  idéntica. El espíritu, la esencia de cada persona, tiene un reflejo  perfecto en otra. El destino se confabula para posibilitar el encuentro, aunque a veces sea difícil reconocerla ya sea porque sus características nos irritan, porque su situación no concuerda con la nuestra , porque vive a miles de kilómetros de distancia, o simplemente aún no nos reconoce . El resto es cuestión de intuición, de saber advertir las señales que esa persona y nuestra relación con ella nos va dejando a cada paso a la espera de las que descifremos. Algunas son externas, y otras sólo las sentiremos en nuestro interior, como una certeza de que esa persona “es”, por mil razones que no seremos, quizás, capaces de verbalizar. Podemos sentir algo especial por alguien, un sentimiento que nadie más nos inspira, y aún así no reconocerla como tal. 
 Si se encuentra a una persona del sexo opuesto con la que se siente que se logra un desenvolvimiento espiritual que jamás se podría alcanzar por sí mismo (a) , con quien se coincide en el gusto por los mismos temas, se intercambian ideas constructivas y se busca en conjunto una elevación cultural e intelectual; alguien con quien incentivarse mutuamente, cuyo estado anímico se refleje en el de uno como en un espejo, que llore sus lágrimas y ría su risa, con quien el buen humor sea la tónica y la complementación perfecta, como un todo único; alguien por quien se sienta atraído por una simpatía arrolladora y una conciencia superior, donde a veces no existe la necesidad de palabras pero sí la de conversaciones que duran horas, donde ambos se escuchan con atención; una persona con quien se comparte una enorme voluntad por ayudar a las personas e incluso se produce una atracción física y sexual, es posible que sea el alma gemela.