El resto es vanidad; pura vanidad. La buena ropa, el atractivo coche, la gran casa; en fin, el dinero y el placer desordenado de los sentidos es pura vanidad, porque todo ello no sirve para mejorar un ápice el alma. Todo eso no debe constituir nuestro primer y más valioso interés, porque es un engaño. Hay que poner las cosas en su justo sitio.
Y sin amor es imposible vencer. Esta es una gran verdad. No lo digo porque sea yo una persona que haya amado demasiado. Pero mi experiencia me ha enseñado que, a menos que uno abra su corazón a los demás, en una muestra de solidaridad y comprensión humana, y que sea vuelva un abnegado de la vida, reconociendo que es imposible mejorar sin el contacto con otras personas, no podrá experimentar el crecimiento necesario de sí mismo, ni por tanto sentir que está aprovechando la vida, que la está viviendo. Y entonces verá cómo transcurre veloz el tiempo, y se dirá absorto: ¡Qué rápido pasa el tiempo!…